Resonancia de "El tiempo especular"
El Romanticismo propone un cosmos inagotable donde la razón y la lógica como parámetros demarcadores y fijadores de la realidad, no tienen cabida y por tanto la capacidad creativa y liberadora contiene las pulsiones más autenticas del Ser. Ese cosmos es el reino del inconsciente, otra forma de estar o ser, donde el tiempo —como categoría sistematizadora— responde a leyes desconocidas para nosotros. En ese umbral, el individuo está consciente de sí mismo porque no es manejado por la realidad espectacular que mediante su producción de espectáculos y mercancías lo alejan cada vez más de sí mismo. Así lo infiero de la premisa del Proyecto del Idealismo Alemán, cuando afirma que: “Con el ser libre, autoconsciente, emerge, simultáneamente, un mundo entero —de la nada—, la única creación de la nadaverdadera y pensable”. Esta cita remite al párrafo 125 de Guy Debord en la cual expone: “El hombre, el ser negativo que es únicamente en la medida en que suprime el Ser, es idéntico al tiempo”. Un puro devenir. “La apropiación por el hombre de su propia naturaleza es al mismo tiempo su apropiación del despliegue del universo”. Por tanto, el hombre desarrolla un sentimiento de participación en otros mundos que no tiene o impone las condiciones que rigen al mundo pragmático donde se encuentra. Sin embargo, para acceder a ese otro cosmos debe derrumbar las nociones convencionales del tiempo, entendido como instrumento creado para demarcarlo en horas, días, años; el hombre debe desmantelar ese fenómeno que instaura la realidad objetiva que lo inserta en una historia de la cual no es consciente. Para el Idealismo Alemán: “Con el ser libre, autoconsciente, emerge, simultáneamente, un mundo entero —de la nada—, la única creación de la nada verdadera y pensable”. Esta tesis se relaciona con otra sostenida en La sociedad del espectáculo: “La historia ha siempre existido, pero no siempre bajo su forma histórica. La temporalización del hombre, tal como ella se efectúa por la mediación de una sociedad, es igual a una humanización del tiempo. El movimiento inconsciente del tiempo se manifiesta y llega a ser verdadero en la conciencia histórica”.
En el párrafo 126, leemos: “El movimiento propiamente histórico, aunque aún oculto, comienza en la lenta e insensible formación de la naturaleza real del hombre, naturaleza que nace en la historia humana —en el acto generador de la sociedad humana—”. Esta sociedad está construida con convenciones que amordaza con esos arreglos históricos al ser humano, Mientras por debajo se mantiene la turbulencia inconsciente, múltiples líneas de fuga territorializando zonas de sentido, convergiendo y separándose, creando significados nuevos para proyectarlos a la realidad empírica que está viciada por contenidos caducos y desgastados por el roce cotidiano. “La sociedad estática organiza el tiempo según su experiencia inmediata de la naturaleza, en el modelo del tiempo cíclico”. El idealismo Alemán resuena, alegando: “La primera idea es naturalmente la representación de mí mismo como de un ser absolutamente libre”. El Romanticismo reclama un cambio del discurso racional que sólo puede operarse mediante un sentimiento de participación en un cosmos que se contrapone al mundo del espectáculo.